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martes, 10 de febrero de 2015

6- Los Seres Solares descendentes y las almas gemelas


            (Es continuación de la publicación anterior)

            (…) A veces estos seres humanos enalmados por Espíritus Solares sienten que “no son de aquí”…; lo sienten sin poder llegar a saber a ciencia cierta por qué lo sienten. A veces esa ‘sensación’ existe desde la infancia, donde el niño siente que “su familia no es su familia”, se siente como viviendo entre extraños…, aún teniendo la atención necesaria y el amor de sus padres. Este ‘sentimiento interno’ proviene de sus almas, por el hecho de estar sus Espíritus Alados sumidos en el olvido dentro de la densitud de la materia, viviendo como si fuera “un exilio” de su verdadera ‘tierra natal’, que es ‘solar’… Logran llevar ese extraño sentimiento en su interior mientras recorren los senderos de la vida terrenal.
Estos seres humanos reflejan en ‘su andar’ ciertos aspectos básicos del Rayo Solar que anima sus cuerpos causales, pero tal reflejo, al tener que atravesar las brumas de los planos mental y astral, se expresa en la vida de la personalidad encarnada imperfectamente. Esto ocurre porque para un Ser Solar, descender a la forma material humana es una auténtica nueva experiencia. Los vehículos del ‘hombre terrestre’ son para un ser solar como un “ropaje nuevo”, un nuevo ‘instrumento’ que deberá conocer y aprender a manejar. Por eso, a veces pueden mostrarse torpes al principio, o ‘básicos’, pero pueden expresar gran valor y energía para defender causas justas, a veces mezclada con ira, por no comprender. Son naturalmente auténticos e inocentes, aunque no exentos de cometer muchos errores, pues están en un ‘territorio nuevo’ aprendiendo nuevas reglas de juego… No conocen las emociones humanas más terrenales, como la envidia y los celos, (aunque pueden llegar a experimentarlas en cierta medida al mezclarse en los asuntos mundanos), y pueden experimentar gran apego afectivo (un reemplazo del vacío del ‘exilio interior’ que sienten). Los que son más inclinados al amor, energía que portan en sus esencias, padecen muchas veces el dolor de encontrarse en un mundo engañoso e impiadoso, que no es como la Morada de la cual Ellos proceden.
            La astralidad es algo nuevo para Ellos, por lo cual pueden caer durante vidas en la red de deseos y espejismos astrales, y esto no es malo, sino parte de su experiencia para conocer la naturaleza de las cosas en el mundo al cual han venido. Tarde o temprano salen de la red de confusión y deseos al ir ‘recordando’ su origen y esencia solar. Allí finaliza (por decirlo de alguna manera) su recorrido de investigación, y comienza un camino más ‘autoconsciente’ a nivel espiritual, donde comprenden y abordan sus misiones.
            Hay que aclarar, además, que estos Seres en sus cuerpos causales, pueden ponerse bajo la guía e irradiación de un Maestro terrestre para terminar de aprender las lecciones terrenales, y esto no quita que a veces puedan, cuando es necesario, ayudar a algún Maestro de la Hermandad Blanca Planetaria en alguna labor, mezclándose así entre los ‘discípulos aceptados’ de los Maestros, que son almas ascendentes.

            Volviendo al origen, es decir al inicio del ‘descenso espiritual’, se verá que al descender (dimensionalmente) el Rayo Espiritual del Ser y entrar en el mundo polar-dual, se bifurca en dos mitades. Cada mitad toma un ‘cuerpo causal’ en la Tierra y a partir de allí cada mitad, en su cuerpo causal, tendrá vida independiente como alma humana reencarnante. Esto ocurre hasta que finalmente se reencontrarán, como veremos…
            Es decir que el Ser Solar, transformado en dos almas humanas, comienza su sendero de experiencia terrestre. Cada alma camina por senderos opuestos (en cualidades) durante vidas, y ocurre que en varias vidas se cruzan en sus caminos…, sintiendo una extraña sintonía y afinidad interior; pero las circunstancias kármicas de cada una de las dos almas definen habitualmente que cada mitad siga su propio curso…; hasta que, después de travesías y maduraciones de las experiencias,  llega una vida en la que se encuentran nuevamente y se reconocen espiritualmente: saben que ‘SON UNO’.
            Esta es la verdad de las ‘almas gemelas’, y no tiene nada que ver con los enamoramientos mundanales, sino con un profundo reconocimiento espiritual mutuo y ‘sentires’ que no se pueden explicar ni definir con palabras…

            Hasta aquí, este capítulo…
            Hasta la próxima, amigos.

 Alexis B.  




            (Aclaración: Lo escrito forma parte de los estudios, observaciones y experiencia del que escribe, quien no pretende que lo expuesto sea tomado como ‘la verdad’, sino como un punto de apoyo para los estudios e investigaciones de otros, que acaso puedan estar pasando por experiencias afines.)




viernes, 6 de febrero de 2015

5- El Cuerpo Causal como vehículo ministerial de los Espíritus Descendentes


            En la entrega anterior se tocó el tema del Cuerpo Causal, y dos ‘nacimientos’ que ocurren dentro del mismo a lo largo de la evolución álmica:
1-      El nacimiento del Ego con su cuerpo mental como vehículo.
2-      El nacimiento del Cuerpo de Luz (Búdico-Atmico) con la transferencia de la conciencia hacia dicho Cuerpo.

Todo lo explicado tiene que ver, especialmente, con los Espíritus Virginales que, como almas ascendentes, van evolucionando hacia la Fuente Absoluta. Los Espíritus Virginales son ‘Mónadas-chispas’ que, habiendo salido del seno del Gran Fuego del Logos, necesitan recorrer un sendero de experiencia evolutiva por los mundos materiales a fin de ganar “autoconsciencia”. Es decir que tales Mónadas, o “Chispas” del Gran Fuego Solar, aún siendo puras y divinas, no poseen las cualidades de autoconsciencia, ya que estas deben ser ‘adquiridas’ a través de la evolución en el tiempo y el espacio. Es para ello que el Cuerpo Causal es generado… Es la Chispa espiritual la que lo genera, envolviéndose en una burbuja de materia mental. Esta es la creación del alma para ‘el viaje’ de la Mónada.
 Una vez creada el alma, comienzan las reencarnaciones materiales, de las cuales el Cuerpo Causal irá tomando todo el aprendizaje esencial adquirido. Cuando ese Aprendizaje llega a su cenit nace el ‘Cuerpo de Luz Espiritual’ (“la Chispa se ha transformado en Antorcha”), y el Cuerpo Causal finalmente desaparece. Pero esto lleva miles y miles de vidas hasta realizarse, y sin olvidar que la Mónada-chispa, antes de comenzar sus experiencias en la forma-hombre, realizó un largo viaje antes, de millones de años, absorbiendo experiencias en los reinos infrahumanos (mineral, vegetal y animal).
Pero existe otro grupo de almas en la humanidad, cuyas Mónadas no son ‘chispas vírgenes’, sino que ya habiéndose elevado evolutivamente a altísimos cielos, en otros eones y en otros sistemas solares, y ya transformadas en ‘Llamas de conciencia’, han decidido “descender” nuevamente a un mundo material de tiempo-espacio con la doble funcionalidad de:
1-      Servir con su Luz a las Chispas vírgenes que como almas humanas evolucionan por vez primera.
2-      Aprender nuevas lecciones en su visita a la materia, que permita a ‘la Antorcha que Son’ brillar con mayor Luz, con nuevas cualidades.

Estamos hablando de Mónadas experimentadas, a las cuales podremos llamar “Espíritus Descendentes”. La literatura esotérica le ha llamado también “Señores de la Llama”, “Manasaputras”, “Hijos del Fuego”, etc., pero son en realidad ‘seres solares’ de diferentes rayos que han llegado al Planeta Tierra desde distintos sitios del Universo. Los más nombrados en la literatura esotérica son los Señores de Venus, los Kumaras, que vinieron y aportaron la chispa mental al hombre de la Tercera Raza, siendo uno de esos ‘seres’ el que tomó la dirección del Gobierno del Planeta Tierra. Pero lo cierto es que la literatura tradicional ha dado pocas señales del descenso de tales ‘energías espirituales’, y poco se ha revelado al respecto. Aquí estamos dando señales de comprensión de un tema hasta hoy bastante velado.

Existen muchos miles de seres humanos que “no son de aquí”…, es decir que no son Chispas Vírgenes nacidas del Logos evolucionando por vez primera, sino que son Rayos de Vida ya autoconscientes que han decidido venir a la Tierra. Para poder hacerlo han tenido que generar un Cuerpo Causal con la materia mental del sistema solar, de manera tal que, para estos Espíritus, el Cuerpo Causal no es exactamente lo mismo que es para una Mónada virginal. Mientras que para esta última tal Cuerpo sirve para que pueda nacer el Ego y luego el Cuerpo de Luz, para los Espíritus Descendentes, el Cuerpo Causal sirve a manera de ‘vehículo’ y de medio para poder encarnar en cuerpos humanos, para poder así realizar sus misiones correspondientes de servicio. Aún así, esos Cuerpos Causales también sirven a estos Seres Solares (según el contrato superior realizado) para aprehender nuevas experiencias.

Los Espíritus Descendentes en vehículos humanos no necesitan crear un “Cuerpo de Luz”, como sí necesitan hacerlo las almas humanas ascendentes, ya que el Cuerpo de Luz ya está formado en sus propias esencias solares. Es decir que los Espíritus Solares descendentes ‘son’ propiamente “el Rayo de Luz” o “Cuerpo de Luz”. Por lo tanto un humano que en su esencia espiritual es Chispa Virginal necesitará crear el Cuerpo de Luz, pero un humano que en su esencia espiritual es un ‘ser solar consciente’ descendido a la Tierra no necesita crear un Cuerpo de Luz sino simplemente “recordar” su naturaleza e integrarse con la misma a consciencia.

La gran mayoría de estos Seres espirituales han sido velados totalmente al tomar alma humana (es decir, un ‘Cuerpo Causal’), para poder así mezclarse mejor con la raza humana y vivir un tiempo (variable, según cada caso) como humanos terrestres antes de vivir ‘el despertar’, que para ellos es principalmente “un recuerdo” de quienes son, de dónde vienen y para qué han venido… Estos despertares están sucediendo en los tiempos actuales y esta es la razón de la manifestación de informaciones como esta.
Muchos de estos ‘Espíritus viajantes’ han recorrido numerosas moradas dimensionales para llegar a la 3° dimensión terrestre. Ese es el significado de llamarlos Espíritus “descendentes”. Su ‘viaje’ no es a través del espacio tridimensional-temporal en ‘naves espaciales’…, sino un viaje de energía mental-espiritual a través de las dimensiones, donde el factor tiempo se descompone, con lo cual para estos Rayos Solares conscientes ‘1 semana’ de sus vidas pueden ser miles o hasta millones de años terrestres. Así que un simple viaje interdimencional para realizar cierta tarea especial que para un ser solar pueda representar un ‘tiempo’ de días o semanas (desde la perspectiva cósmica)…, aquí en la Tierra ese ‘tiempo’ (de otra esfera) sería el correspondiente a un variado y rico peregrinaje reencarnatorio como almas humanas (en sus ‘cuerpos causales’ creados para esa misión).
Al entrar en la Materia del Plano Físico Cósmico y crear allí sus cuerpos causales, estos Espíritus pierden (como se explicó) todo o casi todo su recuerdo y sapiencia espiritual durante cierto número de reencarnaciones humanas (que puede variar según cada contrato superior). Es por este motivo que estas corrientes de vida humanas en cuyas almas están conectados Espíritus Solares, son aparentemente ‘hombres comunes’, aprendiendo las lecciones de vida que necesitan aprender para integrar finalmente a sus esencias; y es por eso también que tienen defectos y virtudes correspondientes al tipo de experiencias y aprendizajes que deben adquirir. No son “santos” ni perfectos…, pero cuando comienzan a “recordar” intuitivamente ‘quienes son’, es decir, cuando el Espíritu Solar comienza a hacerse sentir dentro de sus Cuerpos Causales, obtienen revelaciones de sus misiones (su Dharma solar), muchas veces a partir de una profunda y movilizadora experiencia mística; (entonces, a veces estas almas sí pueden llegar a tener una o más vidas de santidad, o de genialidad artística o filosófica). 
En muchos casos el ‘despertar-recuerdo’ es explosivo, pero otras veces es más progresivo…

Habría más que se puede decir…, pero estas son solo ‘reseñas’ de temas que cada interesado podrá investigar por sus propios medios, y escuchando a ‘su buddhi’ que como rayo de inteligencia e intuición, podrá alumbrar seguramente en estos temas…

(Continuará…)
Nuevamente, hasta pronto amigos.

Alexis B.





lunes, 2 de febrero de 2015

4- EL CUERPO MENTAL y EL CUERPO ESPIRITUAL: desarrollo, funciones y relación.

Nuevas revelaciones sobre el nacimiento del Cuerpo Espiritual

            Para entender este tema el lector deberá poseer ya conocimientos esotéricos claros sobre el alma o cuerpo causal, sea porque los ha obtenido en distintas fuentes y estudios, o al menos por haber leído y reflexionado sobre los conceptos básicos ya expuestos en las anteriores publicaciones en este blog. Este es un requisito para entender mejor lo que se va a exponer a continuación, ya que no se retomarán del todo las explicaciones básicas ya expuestas, sino que, con esa base ya ofrecida se ‘hilarán’ nuevos ‘tejidos’… Considérese a este, un capítulo más de lo que ya se viene ofreciendo.
           
            En la Teosofía tradicional se estudia al hombre como una entidad compuesta por ‘7 principios’ (los cuales ya fueron expuestos en la publicación titulada “EL ALMA: una reseña esotérica”). Se observará que se habla de “principios” y no de “cuerpos”, aunque a veces se pueden encontrar autores teosóficos que hablan de “7 cuerpos” en lugar de ‘7 principios’. Pero aquí aclaramos que los principios no son cuerpos, en realidad. La palabra principio se puede tomar con dos significados básicos, y ambos servirán para entender nuestro tema. Por un lado, principio significa comienzo, inicio, iniciación; y por otro lado también significa origen, fundamento, base, causa. Téngase presente esta doble definición mientras abordamos el tema.

El hombre no posee 7 cuerpos sino 7 principios, es decir que en su constitución hay 7 planos o regiones dimensionales que son la ‘base’, ‘inicio’ y ‘fundamento’, en cada una de las cuales podrá, con la evolución, generarse un “cuerpo”. Es decir que en cada plano el hombre posee un átomo como principio y causa para el posterior desarrollo de un cuerpo, organizado en forma más compleja, con la materia de dicho plano. Veamos esto en mayor detalle.
            De los 7 principios que constituyen al Hombre, en todos los hombres que existen, ya fue desarrollado, a partir del principio material más denso, el cuerpo físico (con su doble etérico). Es decir que todos los hombres ya poseen, a partir del desarrollo de los 2 principios más materiales (físico y etérico) los respectivos cuerpos pertenecientes a dichos principios (cuerpo físico y doble etéreo). Para que estos cuerpos se formen, tuvieron que pasar cientos de millones de años. Todo comenzó en la 1° raza de hombres etéreos, una raza que no tenía nada que ver con la apariencia del hombre actual. El hombre en esa raza era plasma puro que flotaba en el éter (cuando la Tierra aún no era sólida, sino gaseosa). En esa raza (aunque todavía ni siquiera podríamos llamarla ‘raza’) los “proyectos de hombres” eran como células gigantes con un átomo físico como núcleo central, el cual, con el paso de los millones de años se fue desarrollando. Esa célula informe se fue densificando cada vez más, tomando solidez, hasta llegar la 2° raza humana, en la cual las formas humanas (repetimos, aún nada semejante al hombre actual, sino más propiamente como algún tipo de animal) se cubrieron con materia terrestre más gruesa. Ya se definía algo más la forma física, y recién en la siguiente raza madre, la Lemúrica, el hombre obtuvo su forma antropomórfica más definida. Esta Tercera Edad es la de los hombres más primitivos y prehistóricos que la ciencia estudia, aunque esta es una indicación muy general e imprecisa…, solo a fines de dar una idea del tema que nos interesa. (A quien le interese este tema, puede estudiarlo en textos clásicos y serios de Teosofía).
En resumen, se dice en los estudios esotéricos, que el Hombre tuvo cuerpo físico recién en la 3° Raza (aunque su desarrollo comenzó muy anteriormente), así que a partir de aquel átomo físico en la primera raza se formó finalmente un cuerpo complejo y desarrollado (que aún hoy se sigue perfeccionando). Análogamente, en la Raza madre siguiente, la Atlántica o Atlante (la 4° Raza Raíz), el Hombre comenzó a desarrollar un cuerpo astral o emocional. Esto, por supuesto, como todo en la evolución, no empezó de repente en esa raza, sino en las razas anteriores. A partir de un átomo astral como materia prima (el ‘principio astral’), comenzó a construirse una envoltura astral más desarrollada. Esto posibilitaría al Hombre tener deseos, pasiones y emociones. Ofrecía un campo aún no explorado por las razas anteriores. La 4° Raza desarrolla especialmente este aspecto y por eso se puede decir que esta es ‘la Raza Astral’, así como podemos decir que la actual Raza Aria es ‘la Raza Mental’, porque es el principio mental el que debe desarrollarse especialmente en la 5° Raza.

Vimos que todos los hombres poseen un cuerpo físico, y esto es evidente e innegable, y no se necesitan conocimientos esotéricos ni un sistema de creencias para aceptarlo; es un hecho ante la los sentidos de todos… Pero en cuanto al ‘principio astral’ no pasa lo mismo. Veamos…
Es también evidente que todos los hombres tienen deseos y emociones, por lo tanto todos poseen un “cuerpo de deseos” (kama-rupa, o el ‘alma apetitiva’, como la nombraba Platón). Pero este cuerpo de deseos o cuerpo emocional no es en realidad “el cuerpo astral”. Habitualmente se habla de estos términos como sinónimos, pero si se estudian en detalle se podrá ver que no son lo mismo. Cuerpo de deseos tienen todos los seres humanos, pero no así ‘cuerpo astral’, ya que el cuerpo astral es un vehículo refinado de materia astral que ya puede ser utilizado para viajar en el plano astral, y a ese cuerpo, capaz de viajar y trabajar en el plano astral mientras el cuerpo físico duerme, no lo poseen todos los seres humanos, sino solo aquellos que han purificado hasta cierto punto su cuerpo de deseos. Es decir que el ‘cuerpo de deseos’ es materia astral organizada para poder experimentar deseos y sentir emociones, pero hasta que el ‘bajo astral’ no se ha consumido en parte, no puede aparecer el verdadero ‘cuerpo astral’, que permite al hombre manejarse en el plano astral a voluntad, según los designios del Yo Superior.

En síntesis, así como se formó un cuerpo físico a partir de un principio básico: un ‘átomo físico’, también se formó un cuerpo de deseos a partir de un principio básico: el ‘átomo astral’; pero el desarrollo completo del hombre en el plano astral se realiza cuando purifica su cuerpo de deseos y obtiene un cuerpo astral operativo y obediente a la Voz Superior de su Conciencia.

Aunque parezca una desviación del tema del título, era necesario dar estas explicaciones, para establecer la diferencia entre “principios” y “cuerpos”, ya que lo mismo sucede al entrar al tema que nos ocupa: “EL CUERPO MENTAL” (y más adelante veremos “El Cuerpo Espiritual”).
He aquí que podemos decir que todos los seres humanos poseen un “principio mental” (un átomo mental permanente) pero no en todos los hombres se ha desarrollado la mente lo suficiente como para formarse un “cuerpo mental”.
La chispa de la mente (el átomo mental) fue sembrado por los Señores de la Mente en la Tercera Raza Madre, en los hombres inmentales lemures, que eran similares a grandes simios. A partir de esta siembra, nace el ‘hombre mental’ (aunque en forma ‘fetal’, es decir, incipiente). En la siguiente Raza, la Atlante, el hombre desarrolla la mente concreta, pero es incapaz todavía de realizar abstracciones mentales. Esta posibilidad aparece recién en el ‘hombre ario’, en la 5° Raza.
Aún existe en la actual Humanidad un gran porcentaje de seres humanos que traen resabios de la anterior raza, la Atlante, y esto se evidencia al ver que son humanos mucho más propensos a las emociones que a la actividad pensante. En tal porción de la humanidad las almas afectadas de tal forma necesitan aún terminar de construir su cuerpo de deseos, y al estar allí su enfoque, no pueden todavía entrar de lleno en la fabricación del ‘cuerpo mental’. Estas almas humanas emplean la mente en forma muy mecánica, comúnmente para satisfacer las necesidades básicas y las tendencias de sus deseos.
El hombre ario no tiene que ver en nada con el color de su piel (aunque es cierto que este tipo racial nació con el humano teutónico y anglosajón…) sino que tiene que ver con que la polaridad en su vida está en el plano mental, ya no más en el astral, (aunque esto no significa que no tenga deseos… por supuesto). Pero aún en la mayoría de los hombres de tipo mental o ario, si bien existe un proceso polarizado en el desarrollo de las facultades mentales, aún así, son pocos los que ya poseen un ‘cuerpo mental’ bien desarrollado. El desarrollo de tal vehículo o cuerpo, además de posibilitar la actividad de pensar analógicamente, razonar, hacer abstracciones y comprender simbolismos, posibilita al hombre utilizar la mente como vehículo en su propio plano, para realizar actividades conscientes en el plano mental. Esto es algo que solo los que tienen ya su ‘cuerpo mental’ formado pueden realizar.

Comúnmente se escucha hablar en los círculos de estudios metafísicos y teosóficos que el hombre tiene dos cuerpos mentales: el cuerpo mental inferior y el cuerpo mental superior. Quien escribe aquí, después de años de estudio y observación, considera esto un error. La llamada “mente inferior” es la mente intelectual, la que está confinada a las actividades del cerebro. Es una mente mecánica que funciona en base a la memoria. El intelecto, de hecho, funciona con el acopio de datos en el archivo de la memoria. Toda la actividad del pensamiento en esta área pertenece a la mente inferior o concreta, relacionada a los substratos inferiores del plano mental. La mente inferior es una funcionalidad, no ‘un cuerpo’.
La llamada “mente superior” es en realidad donde se forma el verdadero CUERPO MENTAL. Este no necesita del cerebro físico para funcionar como vehículo en su propio plano.
El Cuerpo Mental es ‘casi’ sinónimo de “Cuerpo Causal” (aunque con diferencias conceptuales que luego veremos). El Cuerpo Causal ya fue estudiado en una publicación anterior en este blog. Allí se vio que este Cuerpo es en realidad el alma humana, es decir, la porción de energía vida (en el plano mental) que se reencarna de un cuerpo en otro adquiriendo experiencia y sabiduría. El Cuerpo Causal está contenido en los substratos superiores del plano mental. Dentro de este cuerpo existen 3 átomos especiales:

1-      El átomo físico permanente (conectado especialmente a Atma).
2-      El átomo astral permanente (conectado especialmente a Buddhi).
3-      El átomo mental permanente (conectado especialmente a Manas).

Estos 3 átomos son ‘permanentes’ porque permanecen dentro del Cuerpo Causal a medida que el alma va reencarnando de una vida en otra. Cada uno de los tres átomos debe desarrollarse hasta conformar ‘un cuerpo’ con la materia de su respectivo plano, como ya vimos. Los átomos búdico y átmico permanentes permanecen en su propio plano, fuera del Cuerpo Causal (pero conectados a los átomos inferiores), esperando que los 3 átomos permanentes citados arriba estén con el desarrollo suficiente. Cuando llega el momento los dos átomos superiores entran a la matriz del Cuerpo Causal, donde se comenzará a gestar el Cuerpo de Luz, como se le llama corrientemente, pero que es más correcto designarlo como “Cuerpo Espiritual” o “Cuerpo Solar” o “Cuerpo Monádico”. Digo que ‘cuerpo de luz’ es menos correcto por la razón de que la palabra ‘luz’ podría vincularse también al cuerpo astral y al mental. La palabra “astral” proviene de la palabra “astro” y estrella, y se empleó porque los que podían ver con visión clarividente en plano astral lo veían con mucha luz de colores diversos, semejante a la luz de las estrellas…. Quienes han visto clarividentemente el plano mental también dicen que es muy luminoso, imposible de describir por su luminosidad y belleza. Por lo tanto el nombre Cuerpo de Luz es relativo, por que podría acaso señalar distintos vehículos, todos luminosos, en el hombre; aunque muchos hoy lo emplean para designar al Cuerpo espiritual.

En síntesis: El Cuerpo Causal o alma humana se alquimiza y va formando, con el desarrollo de Buddhi y Atma, el Cuerpo de Luz o Alma Divina.

Se ha comparado al Cuerpo Causal con una Flor de Loto (el Loto del alma) con 12 pétalos o energías. En estos 12 pétalos existen 3 que son de Conocimiento, 3 son de Amor, 3 de Sacrificio, y 3 del aspecto Voluntad. El orden es desde la periferia del Loto al centro, tal como fue descrito. Con la evolución de la conciencia los pétalos que se van abriendo van alojando su correspondiente desarrollo en los átomos permanentes de cada principio o plano. El tema de la apertura de la Flor del Alma es un tema complejo que no desarrollaremos aquí. Solo diremos que hay que considerar que cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto posee gradaciones vibracionales distintas, por lo cual se necesita de experiencias diferentes para la apertura de cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto. Además, los pétalos del alma se van abriendo con cierta sincronicidad intercalada, pero esto es para que el estudiante lo medite y reflexione intuitivamente, (ya que el conocimiento verdadero está dentro de la conciencia, y cada estudiante allí lo debe buscar). Hay que tener en cuenta que ‘las cualidades’ desarrolladas (cada pétalo desarrolla cualidades) en la Flor del Alma se reflejan en la personalidad encarnada, y ‘los defectos’ de esta última reflejan a la vez lo que falta por desarrollar en el Loto Álmico.
En síntesis: la Flor Álmica va desplegando sus pétalos a través de la capitalización como “comprensión” de las experiencias en los tres mundos de la forma (físico, astral y mental), por eso es que, cuando la Flor se ha abierto completamente, es decir, que el Cuerpo Causal ha completado su desarrollo, el alma ya no necesita más reencarnar, y proseguirá su evolución de otra manera.
Recordar siempre que las palabras “flor”, “loto”, “pétalo”, etc., son símbolos que sirven para representar en la mente, a través de abstracciones, temas que exceden muchas veces al plano mental mismo. Todo es “energía” y procesos en la conciencia. De esto trata todo.

Todo este “despertar del alma” con la apertura de sus ‘pétalos’ y el paralelo desarrollo de los átomos permanentes para llegar a formar “cuerpos”, es progresivo.

 Cuando en el Cuerpo Causal se desarrolla el intelecto y se ahonda en el conocimiento de sí mismo, nace así lo que se llama “El Pensador”, es decir el Ego:  ‘el ser consciente de sí mismo como conciencia’. Este nacimiento ocurre dentro del Cuerpo Causal, como si este fuera ‘el útero’ en el interior del cual se gesta “la conciencia de ser”.
 Un ser humano que solo vive aferrado y movido por el mundo del deseo aún no es un verdadero “Ego”, aún no ha nacido como “Pensador” verdaderamente; y aunque pueda realizar operaciones mentales simples y básicas, estas son siempre mecánicas y jamás creativas y reflexivas. El hombre reflexivo es el alma humana madura en la cual ya hay un Ego nacido en el plano mental que puede comenzar a tener actividades en su propio plano (especialmente mientras el cuerpo físico duerme). Cuando nace el Ego dentro de la matriz de su cuerpo causal, ya hay un vehículo mental bastante formado que le permite realizar, como se dijo, ciertas actividades en el plano mental (aunque la mayoría de las veces la contraparte material, la persona humana en el plano físico, poco o nada se percate de ello). A medida que este Ego avanza y madura, también lo hace su vehículo, el cuerpo mental, hasta alcanzar su máximo nivel de desarrollo.
Tal, es el nacimiento del Ego, la conciencia mental del “yo soy” que despierta en el alma humana. Cuando sucede este nacimiento se puede decir que el ser humano ya no es ‘inconsciente’ de sí mismo, sino un ser autoconsciente, y esto ha de notarse (al menos en parte) en la vida de la personalidad encarnada, la cual comienza a regirse por la cordura y la razón y con mayor responsabilidad de sus actos, no dejándose arrastrar a cada instante por los ciegos instintos egoístas que caracterizan al hombre ‘inconsciente’.
Pero existe otro nacimiento, el cual ocurre después del recién mencionado, y cuando el Ego ya está maduro. Este nuevo nacimiento es el del Cuerpo de Luz Espiritual, y lo veremos a continuación.

Mientras el Cuerpo Causal va acopiando cada vez más Comprensión y experiencia, y que se va afianzando la formación del Cuerpo Mental, comienza de a poco a construirse el ‘Cuerpo Búdico-Atmico’ o ‘Cuerpo Espiritual'. Este nuevo nacimiento es imperceptible para el hombre físico, por que las energías que se tejen son muy sutiles y es por ello que este ‘Cuerpo de Luz Búdica-Atmica’ no es percibido hasta que no tiene un desarrollo considerable. Este nuevo Cuerpo nace como ‘feto búdico’ dentro del Cuerpo Causal, en el cual como vimos, ya ha nacido ‘el Ego’. A medida que se van terminando de abrir los pétalos de la Flor del Alma (es decir, a medida que el Ego termina su maduración) comienza a gestarse el Cuerpo de Luz.
La apertura de los pétalos de la Flor del Alma son energías, vibraciones que generan facultades. Esas facultades, que al desarrollarse van despertando las energías que ‘tejen’ el Cuerpo Espiritual, son vibraciones de inteligencia holística, unidad, y paz, y al reflejarse en el triple mundo personal (físico-astral-mental) repercuten como amor, simpatía, comprensión, hermandad, claridad, voluntad, y capacidad sin esfuerzo de ver lo verdadero, la esencia. Cuando el Cuerpo de Luz Búdica se va desarrollando cada vez más esto puede producir destellos de inteligencia, y ráfagas de amor y dicha sin aparente motivo externo. Las experiencias místicas de los ‘santos’ dan muestra clara de esto, pero tales experiencias no son propiedad de un grupo de santos católicos ni de los renunciantes indos, sino que pueden ser vividas por todos los seres humanos, porque son facultades y energías innatas y latentes dentro de todo ser humano. Todo dependerá del avance madurativo de la Flor Álmica, como vimos. Hoy en día, las energías planetarias, que van en aumento vibracional, facilitan tales desarrollos y experiencias en un grupo mayor de almas que lo que fue en el pasado.

Ahora bien, cuando el Cuerpo de Luz Espiritual se va terminando de formar (con el constante desarrollo de los átomos búdico y átmico permanentes) se va separando del Cuerpo Causal, de manera análoga a como un feto dentro del cuerpo de su madre, al terminar de desarrollarse a los 9 meses, debe ‘nacer’ dejando la matriz materna, adquiriendo así vida independiente… El Cuerpo de Luz Espiritual se va separando entonces del Cuerpo Causal y ‘la conciencia de ser’ en el hombre se va desplazando del plano mental a los planos Búdico-Átmico. Cuando tal separación finaliza es cuando el Cuerpo Espiritual ya está bien formado, y al ocurrir esto el cuerpo causal deja de operar como tal, y llega el momento en que finalmente se disuelve. (Esto es lo que se ha llamado Nirvana: ‘extinción’). Esto significa que el alma ya no necesita más reencarnar y ha completado ‘su trabajo’ en los mundos materiales.
Cuando esto sucede, el ‘alma humana’ (cuerpo causal) ha pasado a ser ‘alma divina’ (Buddhi-Atma consciente), la cual a partir de entonces se maneja en su Vehículo de Luz. Esto le posibilita poder atravesar los límites del sistema solar (cosa que el alma humana aún no podía hacer, porque estaba confinada a aprender dentro de los límites de un planeta y de su sistema). El Cuerpo Espiritual ya puede viajar más allá, en busca de nuevas y desafiantes lecciones de vida. Quien ha llegado a este punto de desarrollo es lo que se llama Adepto(1). El Adepto ya no necesita más reencarnar, sin embargo puede, si así lo requiriese, volver a formar un “cuerpo mental” con materia de dicho plano para manejar asuntos de servicio desde ese nivel. Pero ya sería incorrecto decir que el Maestro forma un “cuerpo causal”, porque el mismo, (llamado así por contener las ‘causas’ de las sucesivas reencarnaciones del alma), ya se ha disuelto y no necesita volver a formarse. Lo que el Adepto puede realizar es crear nuevamente un ‘vehículo mental’ en el cual poder manejarse en el plano mental. (He aquí la diferencia conceptual entre ‘cuerpo causal’ y ‘cuerpo mental’; ambos tienen que ver con el plano mental pero sus funciones no son exactamente iguales). Lo que por lo general no hace un Adepto es bajar más que ese nivel (el plano mental); si así lo necesitase, en raros casos podría hacerlo, pero siempre emplea primero los recursos del contacto con los discípulos, que son almas que aún poseen cuerpos físicos y astrales, y pueden actuar en esos niveles siguiendo la inspiración del Maestro. Como regla general, el Adepto actúa desde su Cuerpo Espiritual, o desde el plano mental superior, donde se vincula en forma directa con los Egos avanzados que le ayudan en su labor
.
Hasta aquí, esta reseña…
Hasta la próxima, amigos.
Alexis B.



1-      Adepto: Es el alma que ha alcanzado la 5° Iniciación (o 2° iniciación mayor, desde el punto de vista esotérico). El Adepto que toma discípulos a su cargo se llama ‘Maestro’, pero la mayoría de los ‘Adeptos’ no son ‘Maestros’.

             
            Nota: En este capítulo se habló de los 2 cuerpos más sutiles que debe desarrollar el ser humano a partir de sus principios constitutivos; pero todo estuvo relacionado a las Mónadas-chispas o Espíritus Virginales que viajan como almas ascendentes en escalada evolutiva. En un capítulo posterior hablaré de “el Cuerpo Causal como vehículo ministerial en los Espíritus Descendentes”.





sábado, 31 de enero de 2015

3- LA COMPRENSIÓN: el propósito y la meta del alma


            Lo importante es el despertar de la COMPRENSIÓN.
            Sin esto las enseñanzas en libros, mensajes, inspiraciones, revelaciones, etc. no sirven. Todo fue dado para el despertar de “la comprensión” en la conciencia humana (la conciencia es el alma). Por eso, las lecturas y estudios no sirven de mucho si a partir de esa actividad no hay una elaboración personal, creativa, a través de la reflexión.


ESTUDIO + REFLEXIÓN =  ‘COMPRENSIÓN’


            La comprensión así entendida es pues, “un fruto”, y es el primer y más simple aspecto de Buddhi. Pero ya más avanzada la comprensión puede ser ‘un relámpago’(1), siendo su energía más clara y poderosa.
            Solo a través del Ver, del Comprender, puede el hombre liberarse de la esclavitud de la Ignorancia y de sus oscuras redes de deseos(2).
                Todo el trabajo de las Jerarquías de la Luz con la Humanidad tiene una sola meta: que en el Hombre nazca la Comprensión.

                No se trata de adherir a creencias…, sino de estudiar las diferentes creencias que hay en la humanidad y dentro de la propia mente. Estudiar la creencias sin apegarse a ninguna, sino observándolas, comparándolas, para descubrir las esencias en cada una y sus puntos en común, hasta llegar a extraer LA SÍNTESIS de toda la investigación. Esto, como se verá, no es trabajo de un solo día, sino un colosal trabajo del alma para liberarse de ilusiones y extraer la Esencia de todo.
            El estudio no será solo de filosofías, religiones y ciencias del mundo, sino una práctica de OBSERVACIÓN DE LA VIDA, observación directa. En esta observación, el estudio de “el órgano que conoce”, el “sí mismo”, debe ser abordado. Esto lleva al hombre al autoconocimiento, y se le podría llamar: el proceso de “autoconsciencia consciente del alma”.

            La SÍNTESIS del conocimiento lograda a través del estudio y la reflexión es Comprensión; pero esto no es algo estático, es decir, algo que una vez que se obtiene se abandona…, sino una profundización constante. La Comprensión siempre puede ser profundizada.

El camino del alma humana es un sendero hacia las profundidades de la Comprensión.

            Esto es servicio en sí mismo, porque lo que realiza el alma siempre llega, en algún porcentaje, al Alma Global de la Humanidad.

Alexis B.


1-      ‘El relámpago’: En sus etapas avanzadas la comprensión, que es un aspecto de Buddhi, puede ser un destello, una revelación, un “darse cuenta”. De hecho todo lo que genuinamente es un “darse cuenta” es Buddhi (el 6° principio en el hombre) en acción. El relámpago de comprensión puede suceder en la mente o en el corazón (o en ambos a la vez). Cuando ocurre en el corazón (chakra 4) esto es “Inteligencia Cardíaca” o “Destello Cardíaco” y afecta más al sentir (algunos le llaman ‘corazonada’, y cuando es fuerte puede llegar a la ‘experiencia mística’), y cuando el destello es en la mente (afectando los centros en la cabeza) se presenta como idea o pensamiento claro y preciso, por lo general ‘revelador’. Pero este tipo de destellos de ‘Razón Pura’ (Buddhi) solo pueden producirse en aquellas corrientes de vida que purificaron lo suficiente sus vehículos inferiores como para poder percibir esos relámpagos luminosos llenos de claridad inteligente. Por eso, el primer tramo del camino que el alma humana debe transitar debe ser a través del trabajo del ejercicio de la reflexión. La reflexión en etapa avanzada es el discernimiento, y al llegar la capacidad discernidora, ya es Buddhi el principio que está activo. Solo después de un largo sendero de aplicación del intelecto en reflexión, cuando la mente se ha purificado lo suficiente, pueden percibirse entonces los destellos o relámpagos intuitivos de Buddhi. Estos suelen llegar de inmediato, sin tiempo, como un rayo, y la claridad que producen en la conciencia es instantánea, y no necesita del ejercicio discursivo del pensamiento. Más bien, el ejercicio del pensamiento viene luego del destello, para poder poner en palabras, lo mejor posible, esa certera ‘claridad’ que se ha manifestado.

2-      Red de deseos: Es el cuerpo de deseos en el hombre, el cual debe conocer, atemperar y finalmente trascender.





viernes, 30 de enero de 2015

2- EL ALMA: una reseña esotérica


QUÉ ES EL ALMA

En realidad en Teosofía, al estudiar al hombre no se suele emplear la palabra alma, sino que se utilizan vocablos más precisos y científicos dentro del lenguaje esotérico; por que la palabra alma ha sido utilizada en muchísimos círculos de estudios y en diferentes religiones con difusos y dispares significados, que muchas veces, más que aclarar al estudiante, oscurecen… Así, para algunos alma es sinónimo de espíritu, mientras que otros llaman alma al cuerpo astral (al afirmar que “en las noches ‘el alma’ sale del cuerpo mientras la persona duerme”…) Ambos significados, desde un punto de vista técnico (técnico-esotérico), son erróneos.
En Teosofía se habla de ‘CUERPO CAUSAL’, este sería el nombre apropiado técnicamente al tratar el alma del ser humano. Se emplea ese nombre por que es en este “cuerpo” de materia mental superior donde se van guardando las comprensiones esenciales resultantes de las existencias materiales y también es el sitio donde se hallan las “causas” que producen las reencarnaciones siguientes durante en gran ciclo evolutivo humano. Esas “causas” que llevan a las reencarnaciones sucesivas se agotan cuando el Cuerpo Causal ya está completo en Comprensión y Sabiduría. En ese momento ya no quedan más necesidades para reencarnar, y la evolución lleva por otro camino; siguiendo el sendero evolutivo, pero ya no más a través del Cuerpo Causal, sino del Cuerpo de Luz o Cuerpo Espiritual.

De esta manera, al hablar de “Cuerpo Causal” en lugar de alma, el tema puede ser desglosado y comprendido más científicamente (hablamos de “ciencia espiritual” o esotérica, por supuesto). También se emplean otros nombres como “Loto Egoico”, “Loto del Alma” o “Cuerpo Egoico”.
            En realidad, si se quiere emplear la palabra “alma” en Teosofía, podemos entonces hablar de “alma grupal”, perteneciente a los minerales, vegetales y animales en su evolución; y “alma individual” la cual pertenece a la etapa humana.
(…) El alma grupal va acopiando experiencias a través de los reinos: mineral, vegetal y animal, hasta llegar, con el paso evolutivo, a tomar un Cuerpo Causal, cuando llega a ser alma individual. A partir de allí el alma reencarna solo en cuerpos humanos, hasta que finalmente puede alcanzar la liberación del ciclo de reencarnaciones cuando el Cuerpo Causal se ha desarrollado a pleno. 
Al hablar de alma en el ser humano, podemos considerar:
1-      El alma humana
2-      El Alma Divina
Para conocer la exacta diferencia entre ambos aspectos a los que se asocia la palabra alma, se debe estudiar en detalle la “anatomía oculta humana”, es decir la constitución septenaria del hombre ya que de su estudio se desprenden estas 2 categorías. Recordemos sintéticamente esta constitución del Hombre:

principio--------------------------- Atma (Espíritu puro, universal)
principio--------------------------- Buddhi (Alma espiritual, envoltura de Atma)
principio--------------------------- Manas (mente)
principio--------------------------- Kama, (materia de deseos y pasiones) o cuerpo emocional
principio--------------------------- Prana, (la energía vital universal dentro del cuerpo físico-etérico)
6° principio--------------------------- Linga-zarira, cuerpo etérico o doble etérico (vehículo de Prana)
7° principio--------------------------- Sthula-zarira, o cuerpo físico


            El 3° principio, manas, (que también se nombra como ‘el 5° principio’, si se cuenta de lo denso a lo sutil) tiene una doble función. Los subplanos más densificados del principio mental (mente concreta o inferior) se unen a “Kama” (materia astral, asiento de los deseos y pasiones), formando “kama-manas” el “yo inferior” o yo personal humano, mientras que la mitad superior de manas (mente abstracta) conforma la Tríada superior del hombre: Atma-Buddhi-Manas; quedando así establecido el CUATERNARIO INFERIOR y la TRIADA SUPERIOR, que forman ‘el septenario’, (tan nombrado en los estudios teosóficos).
            Es en la TRIADA SUPERIOR del hombre donde existe el alma humana, y donde con la evolución vendrá luego a la existencia el alma divina.
           
            Según los hindúes, existe otra clasificación, en la cual se nos dice que el hombre posee 5 envolturas (aquí no se habla de “principios” sino de “envolturas”, por eso ‘Atma’, el Espíritu puro universal, al no ser una ‘envoltura’ sino el Ser mismo, no cuenta en la clasificación)

1-      Anandamayakosha:    la envoltura de la Beatitud;  Buddhi.
2-      Vignanamayakosha:    la envoltura discriminadora;  Manas superior.
3-      Manomayakosha:    la envoltura del intelecto y deseo;  Manas inferior y Kama.
4-      Pranamayakosha:    la envoltura de la vitalidad;  Prana
5-      Annamayakosha:    la envoltura de alimento;  cuerpo físico denso.

De acuerdo a esta clasificación de la constitución humana, el alma humana correspondería a la envoltura n°2, y el alma divina a la envoltura n° 1.

El alma humana es el Cuerpo Causal, el cual existe en el plano mental superior de la constitución humana. El desarrollo del Cuerpo Causal es el desarrollo del Ego o Individualidad humana.
El Ego es ‘la conciencia de ser’, o bien, la consciencia del ‘Yo Soy’, que se deberá ir gestando dentro del Cuerpo Causal.
Otro de los nombres empleados para nombrar al Ego es “el Pensador”, (o “el Gran Filósofo”), palabra que puede ser una guía para comprender este tema…
El verdadero Ego o Yo superior nace cuando el Cuerpo Causal ya ha obtenido y capitalizado la suficiente comprensión y cualidad vibracional necesaria para tal nacimiento. Es por este motivo que no todos los Egos son iguales en el mundo superior, el mundo causal. Existen Egos en latencia dentro del Cuerpo Causal, semejante a fetos en gestación (es decir que “el Pensador” no ha nacido aún por que el intelecto ha permanecido inactivo hasta el momento); existen Egos recién nacidos, y también Egos jóvenes, así como Egos experimentados y con diferentes grados de sabiduría. En el mundo superior los Egos más sabios están al servicio de los más jóvenes e inexpertos…

El desarrollo del alma humana comienza con el desarrollo del intelecto (…). Por lo tanto el plano mental es la región del “alma humana”. Más precisamente, el alma humana es la parte que “reencarna” de un cuerpo en otro a través del proceso evolutivo. Es decir, que el alma es el Ego (en gestación o ya nacido) que permanece tras la muerte del cuerpo. Este Ego, la consciencia de ‘ser’ dentro del Cuerpo Causal, es el que se va transformando y desarrollando durante las sucesivas personalidades humanas por las que va atravesando.
El Ego es la sumatoria de la comprensión que se va integrando al Cuerpo Causal. A medida que el intelecto se ejercita y ‘comprende’, el Ego en su propio plano crece y se expande en conciencia. El Ego es la síntesis de comprensión de todas las encarnaciones humanas. Esa síntesis de comprensión se efectúa dentro del Cuerpo Causal. Por este motivo, cuando el Ego está maduro, puede ser el guía de la personalidad humana, e influir sobre la misma positivamente. Por lo general la persona humana ignora que tal guía, creatividad o inspiración proviene desde su propio ser interno, y atribuye tal benéfica influencia a ‘Dios’ o a los Ángeles…

El “Alma Divina” es un aspecto superior, más elevado que el alma humana, es ‘un estado de ser’ emparentado con la Unidad de la Vida; es Buddhi (el aspecto solar o crístico). Pero el Alma Divina (la conciencia de unidad o de Amor) debe ser desarrollada, ya que solo está en latencia en la mayoría de los hombres. Antes de que el Alma Divina o Buddhi-Atma se despierte como ‘conciencia consciente’ (nacimiento y desarrollo de la conciencia crística), el “alma humana” debe alcanzar al menos un gran progreso, es decir, que el intelecto debe ser cultivado.

El ALMA o Cuerpo Causal, o Loto Egoico,
es la CONCIENCIA del Yo autoconsciente en desarrollo.

Por lo tanto todo proceso de ‘apertura de conciencia’, de comprensión profunda de algún aspecto de la Vida, es desarrollo del ALMA.
La evolución del alma humana lleva al desarrollo de la consciencia mental y a la formación del “cuerpo mental”; y en una ulterior etapa el alma pasa de ser ‘humana’ a ser ‘divina’, por que LA CONCIENCIA ATRAVIESA UNA TRANSFORMACIÓN ALQUÍMICA que, como decían los antiguos alquimistas esotéricos, convierte el “plomo” en “oro”. Estos símbolos encubren el significado de una gran autotransformación interna en la conciencia del hombre. La conciencia materialista y limitada del ser humano (el ‘plomo’), se va transformando en consciencia espiritual y trascendente (el ‘oro’). Esto es la aparición de Buddhi y Atma como consciencia despierta y operante. A tal conciencia podríase llamarle también Conciencia Espiritual o “Conciencia Monádica”.

Cuando en el Cristianismo de habla de “salvación de las almas”, se hace referencia en realidad a la necesidad interna de la humanidad de entrar por un proceso de COMPRENSIÓN y tomas de consciencia que le permitan crecer, transformarse y evolucionar, hasta llegar al despertar de Buddhi.  Esto en el Cristianismo se entiende como el nacimiento del Cristo en el corazón. Claro está que ese “nacimiento” es tan solo un primer paso en el despertar de Buddhi como Conciencia.
La evolución real es la expansión del alma, es decir el desarrollo del Cuerpo Causal, que más tarde producirá un despertar de Buddhi. El desarrollo de Buddhi dará luego por resultado la expresión de la Conciencia Búdica o Crística a través de la generación interna del Cuerpo Búdico, o Cuerpo Solar o Cuerpo de Luz o Espiritual, al cual algunos estudiantes también llaman MER-KA-BAH. Este nuevo aspecto, nacido como conciencia, es el Alma Divina.

(Lo que sigue es un extracto de la página 419 del Tratado sobre Fuego Cósmico, de Alice Bailey)

El Cuerpo Causal es el CENTRO CARDÍACO MONÁDICO.
Es una envoltura de “sustancia mental” producida al encontrarse el Fuego del Espíritu con el Fuego de la Materia, produciendo Fuego Solar (Conciencia o mente).
La Fuerza o Energía que desciende desde los planos superiores (el aliento de la Mónada) produce un vacío, o algo similar a una “burbuja” en suspenso. Esta es la envoltura del Cuerpo Causal, el “círculo no se pasa” de la vida central; (la vida central es el corazón del LOTO). Dentro de esa envoltura se hallan 3 átomos:
1-      El átomo físico permanente.
2-      El átomo astral permanente.
3-      El átomo mental permanente.
Estos 3 átomos permanentes responden a las 3 Personas de la Tríada microcósmica: ATMA-BUDDHI-MANAS.
La finalidad de los átomos permanentes es asimilar experiencia (a través de la vida del hombre en la materia) y transformarla en “cualidad”.
            El Cuerpo Causal es una esfera llameante de fuego que abarca los 5 planos de manifestación monádica. Se lo ve también como el Loto de 12 pétalos. De estos 12 pétalos, los 3 internos aún no se han revelado o están en embrión (en la humanidad en general), de allí que al Cuerpo Causal se lo considere frecuentemente como un Loto de 9 Pétalos o rayos. Al cumplir la 3° iniciación mayor,  (la 5°; que convierte al hombre en Adepto), estos 3 se revelan. Responden a la vibración monádica, o Espíritu puro.

(Hasta aquí el relato del libro de Alice Bailey)


Para concluir esta reseña esotérica sobre el alma, diremos que el Cuerpo Causal puede ser minuciosamente estudiado (por eso antes hablamos de “ciencia espiritual”), cosa que aquí no haremos. Pero daremos algunas pautas para la investigación:
1-      El LOTO ÁLMICO es, al principio de la evolución del hombre, como un “capullo cerrado”. El Ego, o conciencia de ser, ‘duerme’ dentro de ese Capullo.
2-      De todas las experiencias que el ser humano pasa en la Tierra solo las cualidades benéficas, de alta vibración y calidad, pueden ingresar al Cuerpo Causal y producir la apertura de los pétalos del Loto.
3-      Tal apertura de la “Flor del Alma” o “Loto Egoico” es un símbolo que quiere representar el nacimiento y desarrollo del Ego: ‘la autoconsciencia de SER’.
4-      Los 12 pétalos o rayos (energías) del LOTO ALMICO se deben ir desplegando hasta que “la Flor del Yo” esté totalmente abierta expresando sus mejores cualidades de aspectos adquiridos.
5-      De los 12 pétalos que se deben desplegar, 3 son de Conocimiento, 3 son de Amor, y 3 de Sacrificio. Estos 9 pétalos están intercalados en ruedas concéntricas desde la periferia hacia adentro y se van desplegando en virtud de la cosecha de comprensión que el hombre va realizando durante sus sucesivas reencarnaciones. Los 3 pétalos más internos revelan el aspecto Voluntad y Propósito del Logos, y se han desplegado solo a los contados Iniciados de alto grado.
6-      El Cuerpo Causal es luminoso; es como una esfera luminosa de diferentes colores. Estos colores varían en cualidad, tono y brillantez según sea la maduración del Cuerpo Causal, y solo un clarividente causal puede observarlo en el hombre evolucionante como un ovoide de luz dentro del cual está el cuerpo físico y demás energías de los vehículos inferiores. La verdadera clarividencia causal o álmica solo los Maestros (Adeptos) la poseen. Cuando la Flor Álmica está bien abierta, con sus pétalos desplegados, expresa la luz de diferentes virtudes a manera de rayos concéntricos.
7-      Se dice que después del total desarrollo del Cuerpo Causal, este desaparece, siendo reabsorbido por la Mónada. Esta es la gran “cosecha monádica”. Es Nirvana: “extinción”. Por lo tanto el alma (alma humana) no es eterna como se suele pensar popularmente, pero cuando se convierte en alma divina al activarse Buddhi y Atma como conciencia (principios monádicos superiores) sí lo es. Sin embargo, aunque el Cuerpo Causal (el Yo en su “círculo no se pasa”), cuando ya ha cumplido con su propósito finalmente desaparece, vive a partir de entonces como virtud y sabiduría en la Conciencia Monádica, en el nuevo Cuerpo de Luz espiritual que se ha formado. Esta Conciencia sí es eterna y trascendente, y seguirá creciendo en expansión más allá de los límites de la actual comprensión humana. La Humanidad, claro está, aún no ha llegado a este punto, pero esta es su Meta.

Todo este tema puede ser investigado y profundizado por el estudiante interesado.






            Aclaración: Cada alma o ‘cuerpo causal’ pertenece a un rayo de los 7, y bajo esa influencia de rayo crece en conciencia. Ese es un tema no abordado aquí, y que también debe ser abordado por el estudiante.





miércoles, 28 de enero de 2015

1- EL ALMA: conceptos introductorios


            La palabra alma significa “el principio que da vida”. Es decir que, las formas materiales no estarían ‘vivas’ si no fuese porque tienen ese ‘principio vital’ al cual se ha llamado en muchas tradiciones “alma”.  
            De acuerdo a este concepto podemos ver que todo lo que es materia y que vibra, se mueve y tiene procesos de transformación posee ‘alma’. Los minerales tienen, por lo tanto, alma, los vegetales poseen alma y así también los animales y por supuesto, también el hombre. La diferencia entre el alma de los entes en cada uno de estos reinos de vida está en que “la vida en la forma” no es en todos exactamente igual, ya que el alma también evoluciona tomando nuevos estados; tiene ‘procesos’ de cambios por los que atraviesa a lo largo de la evolución. Esto explica que la enseñanza oriental (y teosófica) enseñe que el alma mineral luego de pasar millones de años otorgando vida y absorbiendo las cualidades de ese reino, pasa al reino vegetal, en el cual transmite vitalidad y absorbe experiencia también durante millones de años. Luego pasa el alma al reino animal con la misma función doble, la de dar vida a la forma y capitalizar experiencia.
En los reinos menores el alma es “grupal” por que cubre y abarca la vida de grandes masas minerales, de muchas plantas a la vez, y de grupos de animales. Pero cuando finalmente llega a la forma hombre el alma (que era grupal) ‘se individualiza’, es decir que, a partir de entonces, existe un alma para cada ser humano. Esta es la primera diferencia importante entre el hombre y los reinos de vida infrahumanos.

Según la teología cristiana, el alma es una substancia espiritual. Substancia significa ‘algo que está detrás de una cosa’, es decir algo que subyace en el fondo de la forma visible. Esa substancia es ‘espiritual’, señalando que no es material, y que es sutil, intangible por los sentidos materiales.
Desde Platón nos llega un significado de ‘alma’ interesante. Se dice, según este filósofo, que hay tres almas en el ser humano, o tres ‘principios que dan vida’ dentro del hombre. El primero es el alma apetitiva o concupiscible, aquel principio que apetece y desea en el ser humano; también ha sido llamado alma instintiva o animal, debido a que los bajos instintos del hombre provienen de su antepasado animal (de cuando el alma ocupó cuerpos de animales vitalizando el instinto). El alma apetitiva sería lo que hoy se denomina cuerpo astral o emocional. En las escrituras de la India se lo denominó kama rupa (kama: deseo; rupa: cuerpo, es decir ‘cuerpo de deseos’). La segunda alma, según Platón, es el alma irascible o del valor; es la fortaleza en el ser humano (Platón la compara a un caballo que obedece a su jinete), también se puede entender como la mente en el hombre (el intelecto), el principio que da un valor, un juicio a las cosas (correcto o incorrecto). Es un principio intermedio entre lo inferior y lo superior. La tercera sería el alma racional; esta es la Inteligencia, principio llamado ‘Buddhi’ en oriente. (Buddhi no es mente, sino un principio superior a la mente, pero que puede incidir e incide en la mente hasta llegar a transformarla en mente espiritual: “buddhi-manas”)

Hay que distinguir entre intelecto e inteligencia porque no son lo mismo.
Intelecto es una facultad de la mente, mientras que Inteligencia es un principio superior al plano mental. La inteligencia es superior al intelecto. Son dos grados diferentes del ‘conocer’. Hay hombres que son intelectuales, pero no ‘inteligentes’…, es decir que acopian muchos conocimientos y datos, pero no saben como manejar y emplear esos conocimientos en la vida diaria y en situaciones que se presentan quedan inmóviles sin poder accionar. Otros, inclusive, utilizan el intelecto con fines egoístas y malsanos…
 Inteligencia es la sabiduría para emplear en forma directa y práctica el conocimiento. De manera opuesta al ejemplo anterior, hay hombres inteligentes, pero que no son intelectuales, es decir que con muy poco acopio de conocimiento libresco y con pobre educación, se dan muy buena y creativa idea en cómo manejar asuntos que la vida les presenta.
Un intelectual puede ser un ‘tonto’, y un analfabeto puede ser un ‘genio’. El ingenio es el “genio interno”; y este es Buddhi proyectando su luz sobre el hombre. Pero quienes poseen inteligencia, son las almas más maduras, es decir, las que ya han transitado por largas encarnaciones construyendo el antakarana, el ‘puente interno’ que une a la mente inferior con la mente superior.

Por lo que hemos visto, se ha llamado alma a distintos aspectos dentro del hombre, aspectos que son motores de la vida interna. Un aspecto es el pasional o emocional, el otro es el aspecto mental o intelectual, y el tercer aspecto es más de orden espiritual, porque tiene que ver con la Inteligencia Universal. Cuando despierta este tercer aspecto, Buddhi (o la razón pura), la conciencia de individualidad (que conlleva la raíz de la separatividad) se va perdiendo porque comienza a hacerse sentir el aspecto UNIDAD de la vida.
Estos tres aspectos en el hombre forman la psiquis (para los griegos alma era la ‘psique’), es decir ‘el elemento vida’ dentro del cuerpo físico. Esa ‘vida’ dentro del cuerpo tiene diferentes aspectos, el emocional, el mental y el espiritual, como vimos. Estos tres aspectos no son armónicos entre sí, sino conflictivos, y en resolver ese conflicto está lo que llamamos Liberación (espiritual y esotéricamente hablando). El conflicto es necesario en la evolución y en los procesos del alma porque la fricción genera ‘conciencia’, despierta cualidades.
De estos tres aspectos del alma mencionados, la naturaleza apetitiva en el hombre (astral), la cual tiende al acopio y al egoísmo, es opuesta a la naturaleza intuicional (o búdica) que manifiesta inteligencia universal y unidad. Estos dos aspectos o principios opuestos luchan dentro del ser humano para prevalecer, y el terreno de la lucha es un principio que está justo en medio de aquellos dos: la mente (manas). Es en la mente donde los deseos arraigan para encontrar un aliado (el pensamiento) que le permita conseguir sus fines; y es en la mente también donde la Inteligencia Universal (buddhi) puja por despertar la conciencia del hombre, para convertirlo en un ser inegoista, filántropo y en un servidor más de la raza.

Reconocer estos aspectos dentro de sí mismos es el primer paso en el Sendero.

Saber como proceder para favorecer conscientemente los procesos alquímicos del alma, es conocer sobre “EL TRABAJO DEL ALMA”.


Más información sobre ‘El Trabajo del Alma’ en:


y sintonizaciones y ejercicios espirituales en: