Nuevas revelaciones sobre el nacimiento del Cuerpo Espiritual
Para entender este tema el lector
deberá poseer ya conocimientos esotéricos claros sobre el alma o cuerpo causal,
sea porque los ha obtenido en distintas fuentes y estudios, o al menos por
haber leído y reflexionado sobre los conceptos básicos ya expuestos en las
anteriores publicaciones en este blog. Este es un requisito para entender mejor
lo que se va a exponer a continuación, ya que no se retomarán del todo las
explicaciones básicas ya expuestas, sino que, con esa base ya ofrecida se
‘hilarán’ nuevos ‘tejidos’… Considérese a este, un capítulo más de lo que ya se
viene ofreciendo.
En
la Teosofía tradicional se estudia al hombre como una entidad compuesta por ‘7 principios’ (los cuales ya fueron
expuestos en la publicación titulada “EL
ALMA: una reseña esotérica”). Se observará que se habla de “principios” y
no de “cuerpos”, aunque a veces se pueden encontrar autores teosóficos que
hablan de “7 cuerpos” en lugar de ‘7 principios’. Pero aquí aclaramos que los principios no son cuerpos, en realidad. La palabra principio se puede tomar con dos
significados básicos, y ambos servirán para entender nuestro tema. Por un lado,
principio significa comienzo, inicio, iniciación; y por otro lado también
significa origen, fundamento, base, causa. Téngase presente esta doble
definición mientras abordamos el tema.
El hombre no posee 7
cuerpos sino 7 principios, es decir que en su constitución hay 7 planos o
regiones dimensionales que son la ‘base’, ‘inicio’ y ‘fundamento’, en cada una
de las cuales podrá, con la evolución, generarse un “cuerpo”. Es decir que en
cada plano el hombre posee un átomo
como principio y causa para el posterior desarrollo de un cuerpo, organizado en
forma más compleja, con la materia de dicho plano. Veamos esto en mayor
detalle.
De
los 7 principios que constituyen al Hombre, en todos los hombres que existen,
ya fue desarrollado, a partir del principio material más denso, el cuerpo
físico (con su doble etérico). Es decir que todos los hombres ya poseen, a
partir del desarrollo de los 2 principios más materiales (físico y etérico) los
respectivos cuerpos pertenecientes a dichos principios (cuerpo físico y doble
etéreo). Para que estos cuerpos se formen, tuvieron que pasar cientos de
millones de años. Todo comenzó en la 1° raza de hombres etéreos, una raza que
no tenía nada que ver con la apariencia del hombre actual. El hombre en esa
raza era plasma puro que flotaba en el éter (cuando la Tierra aún no era
sólida, sino gaseosa). En esa raza (aunque todavía ni siquiera podríamos llamarla
‘raza’) los “proyectos de hombres” eran como células gigantes con un átomo
físico como núcleo central, el cual, con el paso de los millones de años se fue
desarrollando. Esa célula informe se fue densificando cada vez más, tomando
solidez, hasta llegar la 2° raza humana, en la cual las formas humanas
(repetimos, aún nada semejante al hombre actual, sino más propiamente como
algún tipo de animal) se cubrieron con materia terrestre más gruesa. Ya se
definía algo más la forma física, y recién en la siguiente raza madre, la
Lemúrica, el hombre obtuvo su forma antropomórfica más definida. Esta Tercera Edad
es la de los hombres más primitivos y prehistóricos que la ciencia estudia,
aunque esta es una indicación muy general e imprecisa…, solo a fines de dar una
idea del tema que nos interesa. (A quien le interese este tema, puede
estudiarlo en textos clásicos y serios de Teosofía).
En resumen, se dice en los
estudios esotéricos, que el Hombre tuvo cuerpo físico recién en la 3° Raza
(aunque su desarrollo comenzó muy anteriormente), así que a partir de aquel
átomo físico en la primera raza se formó finalmente un cuerpo complejo y
desarrollado (que aún hoy se sigue perfeccionando). Análogamente, en la Raza
madre siguiente, la Atlántica o Atlante (la 4° Raza Raíz), el Hombre comenzó a
desarrollar un cuerpo astral o emocional. Esto, por supuesto, como todo en la
evolución, no empezó de repente en esa raza, sino en las razas anteriores. A
partir de un átomo astral como materia prima (el ‘principio astral’), comenzó a
construirse una envoltura astral más desarrollada. Esto posibilitaría al Hombre
tener deseos, pasiones y emociones. Ofrecía un campo aún no explorado por las
razas anteriores. La 4° Raza desarrolla especialmente este aspecto y por eso se
puede decir que esta es ‘la Raza Astral’, así como podemos decir que la actual
Raza Aria es ‘la Raza Mental’, porque es el principio mental el que debe desarrollarse
especialmente en la 5° Raza.
Vimos que todos los
hombres poseen un cuerpo físico, y esto es evidente e innegable, y no se
necesitan conocimientos esotéricos ni un sistema de creencias para aceptarlo;
es un hecho ante la los sentidos de todos… Pero en cuanto al ‘principio astral’
no pasa lo mismo. Veamos…
Es también evidente que
todos los hombres tienen deseos y emociones, por lo tanto todos poseen un
“cuerpo de deseos” (kama-rupa, o el
‘alma apetitiva’, como la nombraba Platón). Pero este cuerpo de deseos o
cuerpo emocional no es en realidad “el cuerpo astral”. Habitualmente se habla
de estos términos como sinónimos, pero si se estudian en detalle se podrá ver
que no son lo mismo. Cuerpo de deseos
tienen todos los seres humanos, pero no así ‘cuerpo
astral’, ya que el cuerpo astral es un vehículo refinado de materia astral
que ya puede ser utilizado para viajar en el plano astral, y a ese cuerpo,
capaz de viajar y trabajar en el plano astral mientras el cuerpo físico duerme,
no lo poseen todos los seres humanos, sino solo aquellos que han purificado
hasta cierto punto su cuerpo de deseos. Es decir que el ‘cuerpo de deseos’ es
materia astral organizada para poder experimentar deseos y sentir emociones,
pero hasta que el ‘bajo astral’ no se ha consumido en parte, no puede aparecer
el verdadero ‘cuerpo astral’, que permite al hombre manejarse en el plano
astral a voluntad, según los designios del Yo Superior.
En síntesis, así como se
formó un cuerpo físico a partir de un principio básico: un ‘átomo físico’,
también se formó un cuerpo de deseos a partir de un principio básico: el ‘átomo
astral’; pero el desarrollo completo del hombre en el plano astral se realiza
cuando purifica su cuerpo de deseos y obtiene un cuerpo astral operativo y
obediente a la Voz Superior de su Conciencia.
Aunque parezca una
desviación del tema del título, era necesario dar estas explicaciones, para
establecer la diferencia entre “principios” y “cuerpos”, ya que lo mismo sucede
al entrar al tema que nos ocupa: “EL CUERPO MENTAL” (y más adelante veremos “El
Cuerpo Espiritual”).
He aquí que podemos decir
que todos los seres humanos poseen un “principio mental” (un átomo mental
permanente) pero no en todos los hombres se ha desarrollado la mente lo
suficiente como para formarse un “cuerpo mental”.
La chispa de la mente (el
átomo mental) fue sembrado por los Señores de la Mente en la Tercera Raza
Madre, en los hombres inmentales lemures, que eran similares a grandes simios.
A partir de esta siembra, nace el ‘hombre mental’ (aunque en forma ‘fetal’, es
decir, incipiente). En la siguiente Raza, la Atlante, el hombre desarrolla la
mente concreta, pero es incapaz todavía de realizar abstracciones mentales.
Esta posibilidad aparece recién en el ‘hombre ario’, en la 5° Raza.
Aún existe en la actual
Humanidad un gran porcentaje de seres humanos que traen resabios de la anterior
raza, la Atlante, y esto se evidencia al ver que son humanos mucho más propensos
a las emociones que a la actividad pensante. En tal porción de la humanidad las
almas afectadas de tal forma necesitan aún terminar de construir su cuerpo de
deseos, y al estar allí su enfoque, no pueden todavía entrar de lleno en la
fabricación del ‘cuerpo mental’. Estas almas humanas emplean la mente en forma
muy mecánica, comúnmente para satisfacer las necesidades básicas y las tendencias
de sus deseos.
El hombre ario no tiene
que ver en nada con el color de su piel (aunque es cierto que este tipo racial
nació con el humano teutónico y anglosajón…) sino que tiene que ver con que la
polaridad en su vida está en el plano mental, ya no más en el astral, (aunque
esto no significa que no tenga deseos… por supuesto). Pero aún en la mayoría de
los hombres de tipo mental o ario, si bien existe un proceso polarizado en el
desarrollo de las facultades mentales, aún así, son pocos los que ya poseen un
‘cuerpo mental’ bien desarrollado. El desarrollo de tal vehículo o cuerpo,
además de posibilitar la actividad de pensar analógicamente, razonar, hacer
abstracciones y comprender simbolismos, posibilita al hombre utilizar la mente
como vehículo en su propio plano, para realizar actividades conscientes en el
plano mental. Esto es algo que solo los que tienen ya su ‘cuerpo mental’
formado pueden realizar.
Comúnmente se escucha
hablar en los círculos de estudios metafísicos y teosóficos que el hombre tiene
dos cuerpos mentales: el cuerpo mental inferior y el cuerpo mental superior.
Quien escribe aquí, después de años de estudio y observación, considera esto un
error. La llamada “mente inferior” es la mente intelectual, la que está
confinada a las actividades del cerebro. Es una mente mecánica que funciona en
base a la memoria. El intelecto, de hecho, funciona con el acopio de datos en
el archivo de la memoria. Toda la actividad del pensamiento en esta área
pertenece a la mente inferior o concreta, relacionada a los substratos
inferiores del plano mental. La mente inferior es una funcionalidad, no ‘un
cuerpo’.
La llamada “mente
superior” es en realidad donde se forma el verdadero CUERPO MENTAL. Este no
necesita del cerebro físico para funcionar como vehículo en su propio plano.
El Cuerpo Mental es ‘casi’
sinónimo de “Cuerpo Causal” (aunque con diferencias conceptuales que luego
veremos). El Cuerpo Causal ya fue estudiado en una publicación anterior en este
blog. Allí se vio que este Cuerpo es en realidad el alma humana, es decir, la porción de energía vida (en el plano
mental) que se reencarna de un cuerpo en otro adquiriendo experiencia y
sabiduría. El Cuerpo Causal está contenido en los substratos superiores del
plano mental. Dentro de este cuerpo existen 3 átomos especiales:
1- El átomo físico permanente (conectado especialmente a Atma).
2- El átomo astral permanente (conectado especialmente a Buddhi).
3- El átomo mental permanente (conectado especialmente a Manas).
Estos 3 átomos son
‘permanentes’ porque permanecen dentro del Cuerpo Causal a medida que el alma
va reencarnando de una vida en otra. Cada uno de los tres átomos debe
desarrollarse hasta conformar ‘un cuerpo’ con la materia de su respectivo plano,
como ya vimos. Los átomos búdico y átmico permanentes permanecen en su propio
plano, fuera del Cuerpo Causal (pero conectados a los átomos inferiores),
esperando que los 3 átomos permanentes citados arriba estén con el desarrollo
suficiente. Cuando llega el momento los dos átomos superiores entran a la
matriz del Cuerpo Causal, donde se comenzará a gestar el Cuerpo de Luz, como se le llama corrientemente, pero que es más
correcto designarlo como “Cuerpo Espiritual” o “Cuerpo Solar” o “Cuerpo
Monádico”. Digo que ‘cuerpo de luz’ es menos correcto por la razón de que la
palabra ‘luz’ podría vincularse también al cuerpo astral y al mental. La
palabra “astral” proviene de la palabra “astro” y estrella, y se empleó porque
los que podían ver con visión clarividente en plano astral lo veían con mucha
luz de colores diversos, semejante a la luz de las estrellas…. Quienes han
visto clarividentemente el plano mental también dicen que es muy luminoso,
imposible de describir por su luminosidad y belleza. Por lo tanto el nombre
Cuerpo de Luz es relativo, por que podría acaso señalar distintos vehículos,
todos luminosos, en el hombre; aunque muchos hoy lo emplean para designar al Cuerpo
espiritual.
En síntesis: El Cuerpo Causal o alma humana se alquimiza y va formando, con el desarrollo de Buddhi y Atma, el Cuerpo de Luz o Alma Divina.
Se ha comparado al Cuerpo
Causal con una Flor de Loto (el Loto del alma) con 12 pétalos o energías. En
estos 12 pétalos existen 3 que son de Conocimiento, 3 son de Amor, 3 de
Sacrificio, y 3 del aspecto Voluntad. El orden es desde la periferia del Loto
al centro, tal como fue descrito. Con la evolución de la conciencia los pétalos
que se van abriendo van alojando su correspondiente desarrollo en los átomos
permanentes de cada principio o plano. El tema de la apertura de la Flor del
Alma es un tema complejo que no desarrollaremos aquí. Solo diremos que hay que considerar
que cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto posee gradaciones vibracionales
distintas, por lo cual se necesita de experiencias diferentes para la apertura
de cada uno de los 3 pétalos de cada aspecto. Además, los pétalos del alma se
van abriendo con cierta sincronicidad intercalada, pero esto es para que el
estudiante lo medite y reflexione intuitivamente, (ya que el conocimiento
verdadero está dentro de la conciencia, y cada estudiante allí lo debe buscar).
Hay que tener en cuenta que ‘las cualidades’ desarrolladas (cada pétalo
desarrolla cualidades) en la Flor del Alma se reflejan en la personalidad
encarnada, y ‘los defectos’ de esta última reflejan a la vez lo que falta por
desarrollar en el Loto Álmico.
En síntesis: la Flor
Álmica va desplegando sus pétalos a través de la capitalización como
“comprensión” de las experiencias en los tres mundos de la forma (físico,
astral y mental), por eso es que, cuando la Flor se ha abierto completamente,
es decir, que el Cuerpo Causal ha completado su desarrollo, el alma ya no
necesita más reencarnar, y proseguirá su evolución de otra manera.
Recordar siempre que las
palabras “flor”, “loto”, “pétalo”, etc., son símbolos que sirven para
representar en la mente, a través de abstracciones, temas que exceden muchas
veces al plano mental mismo. Todo es
“energía” y procesos en la conciencia. De esto trata todo.
Todo este “despertar del
alma” con la apertura de sus ‘pétalos’ y el paralelo desarrollo de los átomos
permanentes para llegar a formar “cuerpos”, es progresivo.
Cuando en el Cuerpo Causal se desarrolla el
intelecto y se ahonda en el conocimiento de sí mismo, nace así lo que se llama
“El Pensador”, es decir el Ego: ‘el ser consciente de sí mismo como conciencia’.
Este nacimiento ocurre dentro del Cuerpo Causal, como si este fuera ‘el útero’
en el interior del cual se gesta “la conciencia de ser”.
Un ser humano que solo vive aferrado y movido
por el mundo del deseo aún no es un verdadero “Ego”, aún no ha nacido como
“Pensador” verdaderamente; y aunque pueda realizar operaciones mentales simples
y básicas, estas son siempre mecánicas y jamás creativas y reflexivas. El
hombre reflexivo es el alma humana madura en la cual ya hay un Ego nacido en el
plano mental que puede comenzar a tener actividades en su propio plano
(especialmente mientras el cuerpo físico duerme). Cuando nace el Ego dentro de
la matriz de su cuerpo causal, ya hay un vehículo mental bastante formado que
le permite realizar, como se dijo, ciertas actividades en el plano mental
(aunque la mayoría de las veces la contraparte material, la persona humana en
el plano físico, poco o nada se percate de ello). A medida que este Ego avanza
y madura, también lo hace su vehículo, el cuerpo mental, hasta alcanzar su
máximo nivel de desarrollo.
Tal, es el nacimiento del
Ego, la conciencia mental del “yo soy” que despierta en el alma humana. Cuando
sucede este nacimiento se puede decir que el ser humano ya no es ‘inconsciente’
de sí mismo, sino un ser autoconsciente, y esto ha de notarse (al menos en
parte) en la vida de la personalidad encarnada, la cual comienza a regirse por
la cordura y la razón y con mayor responsabilidad de sus actos, no dejándose
arrastrar a cada instante por los ciegos instintos egoístas que caracterizan al
hombre ‘inconsciente’.
Pero existe otro nacimiento,
el cual ocurre después del recién mencionado, y cuando el Ego ya está maduro.
Este nuevo nacimiento es el del Cuerpo de Luz Espiritual, y lo
veremos a continuación.
Mientras el Cuerpo Causal
va acopiando cada vez más Comprensión y experiencia, y que se va afianzando la
formación del Cuerpo Mental, comienza de a poco a construirse el ‘Cuerpo Búdico-Atmico’ o ‘Cuerpo Espiritual'. Este nuevo
nacimiento es imperceptible para el hombre físico, por que las energías que se
tejen son muy sutiles y es por ello que este ‘Cuerpo de Luz Búdica-Atmica’ no es percibido hasta que no tiene un
desarrollo considerable. Este nuevo Cuerpo nace como ‘feto búdico’ dentro del
Cuerpo Causal, en el cual como vimos, ya ha nacido ‘el Ego’. A medida que se
van terminando de abrir los pétalos de la Flor del Alma (es decir, a medida que
el Ego termina su maduración) comienza a gestarse el Cuerpo de Luz.
La apertura de los pétalos
de la Flor del Alma son energías, vibraciones que generan facultades. Esas
facultades, que al desarrollarse van despertando las energías que ‘tejen’ el Cuerpo Espiritual, son vibraciones de
inteligencia holística, unidad, y paz, y al reflejarse en el triple mundo
personal (físico-astral-mental) repercuten como amor, simpatía, comprensión,
hermandad, claridad, voluntad, y capacidad sin esfuerzo de ver lo verdadero, la
esencia. Cuando el Cuerpo de Luz Búdica
se va desarrollando cada vez más esto puede producir destellos de inteligencia,
y ráfagas de amor y dicha sin aparente motivo externo. Las experiencias
místicas de los ‘santos’ dan muestra clara de esto, pero tales experiencias no
son propiedad de un grupo de santos católicos ni de los renunciantes indos,
sino que pueden ser vividas por todos los seres humanos, porque son facultades
y energías innatas y latentes dentro de todo ser humano. Todo dependerá del
avance madurativo de la Flor Álmica, como vimos. Hoy en día, las energías
planetarias, que van en aumento vibracional, facilitan tales desarrollos y
experiencias en un grupo mayor de almas que lo que fue en el pasado.
Ahora bien, cuando el Cuerpo
de Luz Espiritual se va terminando de formar (con el constante
desarrollo de los átomos búdico y átmico permanentes) se va separando del
Cuerpo Causal, de manera análoga a como un feto dentro del cuerpo de su madre,
al terminar de desarrollarse a los 9 meses, debe ‘nacer’ dejando la matriz
materna, adquiriendo así vida independiente… El Cuerpo de Luz Espiritual se va separando entonces del Cuerpo Causal
y ‘la conciencia de ser’ en el
hombre se va desplazando del plano mental a los planos Búdico-Átmico. Cuando
tal separación finaliza es cuando el Cuerpo
Espiritual ya está bien formado, y al ocurrir esto el cuerpo causal deja de
operar como tal, y llega el momento en que finalmente se disuelve. (Esto es lo
que se ha llamado Nirvana: ‘extinción’).
Esto significa que el alma ya no necesita más reencarnar y ha completado ‘su
trabajo’ en los mundos materiales.
Cuando esto sucede, el ‘alma humana’ (cuerpo causal) ha pasado a
ser ‘alma divina’ (Buddhi-Atma
consciente), la cual a partir de entonces se maneja en su Vehículo de Luz. Esto
le posibilita poder atravesar los límites del sistema solar (cosa que el alma
humana aún no podía hacer, porque estaba confinada a aprender dentro de los
límites de un planeta y de su sistema). El Cuerpo Espiritual ya puede viajar
más allá, en busca de nuevas y desafiantes lecciones de vida. Quien ha llegado
a este punto de desarrollo es lo que se llama Adepto(1). El Adepto ya no necesita
más reencarnar, sin embargo puede, si así lo requiriese, volver a formar un
“cuerpo mental” con materia de dicho plano para manejar asuntos de servicio
desde ese nivel. Pero ya sería incorrecto decir que el Maestro forma un “cuerpo
causal”, porque el mismo, (llamado así por contener las ‘causas’ de las
sucesivas reencarnaciones del alma), ya se ha disuelto y no necesita volver a
formarse. Lo que el Adepto puede realizar es crear nuevamente un ‘vehículo
mental’ en el cual poder manejarse en el plano mental. (He aquí la diferencia
conceptual entre ‘cuerpo causal’ y ‘cuerpo mental’; ambos tienen que ver con el
plano mental pero sus funciones no son exactamente iguales). Lo que por lo
general no hace un Adepto es bajar más que ese nivel (el plano mental); si así
lo necesitase, en raros casos podría hacerlo, pero siempre emplea primero los
recursos del contacto con los discípulos, que son almas que aún poseen cuerpos
físicos y astrales, y pueden actuar en esos niveles siguiendo la inspiración
del Maestro. Como regla general, el Adepto actúa desde su Cuerpo Espiritual, o desde el plano mental superior, donde se
vincula en forma directa con los Egos avanzados que le ayudan en su labor
.
Hasta aquí, esta reseña…
Hasta la próxima, amigos.
Alexis B.
1-
Adepto: Es el alma que ha alcanzado la 5° Iniciación
(o 2° iniciación mayor, desde el punto de vista esotérico). El Adepto que toma
discípulos a su cargo se llama ‘Maestro’, pero la mayoría de los ‘Adeptos’ no
son ‘Maestros’.
Nota:
En este capítulo se habló de los 2 cuerpos más sutiles que debe desarrollar el
ser humano a partir de sus principios constitutivos; pero todo estuvo
relacionado a las Mónadas-chispas o Espíritus Virginales que viajan como almas
ascendentes en escalada evolutiva. En un capítulo posterior hablaré de “el Cuerpo Causal como vehículo ministerial
en los Espíritus Descendentes”.